Nunca antes en la historia de Estados Unidos el legado internacional de un presidente ha enfrentado una amenaza tan inminente como la que se cierne sobre el de Barack Obama como consecuencia de la victoria de Donald Trump. El empresario neoyorquino representa una amenaza directa e inmediata a los logros diplomáticos del primer presidente afro-americano.
A la llegada de Obama a la Casa Blanca en 2009, la imagen internacional de Estados Unidos estaba seriamente dañada tras ocho años de gobierno republicano. La guerra en Afganistán, la invasión de Irak, Guantánamo y las imágenes de Abu Ghraib afectaron negativamente la percepción global de la nación estadounidense. Un estudio del Pew Research Center de diciembre de 2008 revelaba que el 36% de los británicos, 72% de los franceses, 68% de los alemanes, 40% de los brasileños, 51% de los sudafricanos y 84% de los japoneses compartían una imagen negativa de Estados Unidos.[1] La esperanza de cambio que su elección generó, unida a su inteligencia y capacidad de comunicación, le permitieron a Obama revertir esa situación y convertirse en un presidente muy popular a nivel internacional. Otro estudio del Pew Research Center de junio de 2016 revelaba que el 86% de los alemanes, 84% de franceses y 74% de españoles poseían una visión positiva de Obama.[2] Ese mismo estudio reflejaba una notable mejoría de la imagen de Estados Unidos, pues el 63 % de los franceses, 57% de los alemanes, 56% de los indios y 72% de los japoneses favorecían a la nación estadounidense sobre China. Tan popular es Obama que le echaremos de menos a pesar del uso de drones asesinos, de la ambivalencia ante el golpe de estado en Honduras, del fracaso de la intervención en Libia, de la inacción en Siria, de los $38 millardos de ayuda militar a Israel, etc.
Trump aún no ha puesto en marcha ninguna de sus propuestas y ya ha sembrado la incertidumbre, la duda, la consternación y la indignación a nivel mundial. Todo ello a costa de la imagen de Estados Unidos y de su sistema democrático.
Tal vez el mayor logro diplomático de Obama sea el acuerdo con Irán. En una muestra clara del pragmatismo que le ha caracterizado, Obama reconoció que una solución militar al tema del programa nuclear iraní hubiera sido desastrosa, y unió fuerzas con China, Alemania, Francia, Rusia, el Reino Unido y la Unión Europea en busca de un arreglo diplomático. A pesar de la oposición visceral del Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu y sus aliados Republicanos, se logró un tratado que aunque imperfecto, marcó el triunfo de la diplomacia y el primer paso hacia una mejora en las relaciones iraní-estadounidenses en más de treinta años.
Existen razones válidas para pensar que Trump constituye una amenaza contra este tratado, pues le atacó de forma directa durante la campaña electoral. Además, algunos de los miembros de su círculo más cercano y futuros miembros de su administración (Mike Pompeo, John R. Bolton, James Mattis y Rudolph Giuliani) han rechazado abiertamente el tratado y favorecen un cambio de régimen en Irán.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba es otro de los logros del presidente saliente. Obama reconoció lo anacrónica, errada y solitaria que resultaba la política estadounidense hacia Cuba, rechazó el enfrentamiento y apostó a favor de la apertura y el acercamiento como fuerzas de cambio. Las declaraciones de Trump a la muerte de Fidel Castro –unido a sus compromisos con los sectores más conservadores de la comunidad cubano-estadounidense– constituyen una amenaza directa a la política de Obama.
Obama entendió y respetó los límites del poder estadounidense en un orden internacional cada vez más complicado. El pragmatismo definió sus prioridades. De ahí que no enfrentara frontalmente a Putin en Ucrania y que mantuviera una posición firme, pero a la vez contenida con relación al mar de la China Meridional. El aislacionismo que ha anunciado Trump podría socavar la credibilidad estadounidense entre sus aliados y generar, además, vacíos de poder que podrían aprovechar sus competidores. Todo ello a costa de una mayor inestabilidad internacional.
Está aun por verse cómo será la política exterior de Donald Trump, pero es claro que el legado de Obama peligra.
[1] Pew Research Center, “Global Public Opinion in the Bush Years (2001-2008)”, December 18, 2008, http://www.pewglobal.org/2008/12/18/global-public-opinion-in-the-bush-years-2001-2008/. Consultado 15 de noviembre de 2016.
[2] Pew Research Center, “As Obama Years Draw to Close, President and U.S. Seen Favorably in Europe and Asia”, June 29, 2016, http://www.pewglobal.org/2016/06/29/as-obama-years-draw-to-close-president-and-u-s-seen-favorably-in-europe-and-asia/. Consultado 15 de noviembre de 2016.
(*) Las opiniones vertidas en el presente artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan necesariamente las de la Universidad del Pacífico.
Publicado en Perspectiva Global, blog del Área de Economía, Negocios y Relaciones Internacionales (AENRI), Universidad del Pacífico, 9 de diciembre de 2016.
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