Universidad del Pacífico

Un país cada vez más consciente de sus disparidades

La muerte de Trayvon Martin por los disparos de un vigilante en Florida dio comienzo en 2012 a una oleada de protestas contra la violencia policial. Dos años después, el caso de Michael Brown dio aún más fuerza a una reacción que en los últimos años ha contribuido a que aumente la conciencia en todo Estados Unidos de que la brecha racial no está superada. Estos son algunos de los factores que han inspirado este movimiento, canalizado por la organización Black Lives Matter:

Las cifras de la violencia policial

En los primeros siete meses de 2016 han fallecido un total de 509 personas por disparos de la policía, según el recuento realizado por el diario The Washington Post. Esto supone que el 24% de las víctimas de disparos de agentes son afroamericanas, un grupo de población que representa el 12% del total. De acuerdo con la web Mapping Police Violence, en el 97% de los casos de muertos por disparos de agentes, éstos no fueron imputados.

Los afroamericanos también tienen una mayor probabilidad de acabar en la cárcel antes de alcanzar los 34 años, según datos de 2009 recopilados por la Universidad de Harvard. Mientras que para ellos las probabilidades son de un 21% -asciende a un 79% en el caso de los que abandonan los estudios- para los blancos es de un 3%.

Las disparidades del sistema judicial

EE UU detiene a 14 millones de personas al año y cuenta con la población carcelaria más grande del mundo. El país tiene el 5% de la población mundial pero suma el 25% de la población carcelaria y de los 2,3 millones de personas que están en prisión, un millón son negros: cerca del 40% para una minoría que representa el 12% de la población.

La causa principal es la desproporción de las condenas, endurecidas tras las campañas políticas que en los años ochenta prometían dureza contra el crimen que, entre otras medidas, impusieron penas mínimas por posesión y venta de pequeñas cantidades de droga o permiten a la policía dar el alto e identificar a cualquier sospechoso de haber cometido un delito. En los últimos 35 años ha aumentado un 800% la población de las cárceles federales y la mitad de los condenados cumple sentencia por drogas.

Cámaras y redes sociales, los principales aliados de los activistas

Todo el mundo pudo ver el miércoles la agonía de Philando Castile desangrándose en el asiento del coche en el que había recibido los disparos de un policía en Falcon Heights, Minnesota. Su novia, sentada a su lado, lo retransmitió en directo a través de las redes sociales. Un día antes, el mundo se había indignado con otro vídeo publicado rápidamente en las redes que registraba la muerte, en Baton Rouge (Luisiana) de otro afroamericano, la de Alton Sterling, al que un policía blanco pegó varios tiros cuando ya lo había reducido.

En los dos últimos años, en paralelo al creciente activismo frente a la brutalidad policial contra las minorías, especialmente los afroamericanos, han aumentado los registros gráficos de este tipo de incidentes. Los graban activistas, algunos de los cuales incluso han creado aplicaciones para facilitar este tipo de denuncias gráficas. En un intento de garantizar más transparencia, la policía también lleva ahora cámaras en los uniformes.

Black Lives Matter, el movimiento que ha agitado conciencias

No hay protesta por discriminación racial en Estados Unidos en los últimos años en la que no se vea una camiseta o pancarta con el lema Black Lives Matter (La vida de los negros importan). Este movimiento que tiene su núcleo en las redes sociales nació en 2012, tras la muerte en Florida del adolescente negro Trayvon Martin a manos de un vigilante vecinal blanco, George Zimmerman. Pero su verdadero despegue fue tras la muerte de otro adolescente negro, Michael Brown, a manos de un policía blanco en Ferguson, Misuri, detonante principal de las protestas contra la brutalidad policial contra los negros que se volvieron a disparar esta semana con la muerte de Castile y Sterling.


Un país cada vez más consciente de sus disparidades

Sylvia Ayuso

El País   9 de julio de 2016

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