Cuando faltan justo cuatro semanas para las elecciones del 8 de noviembre, Trump dejó estallar su rencor hacia las figuras del aparato republicano con las que se vio obligado a casarse para impulsar su candidatura y, en particular, hacia el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que ha dejado de defenderle.
Insultos
“Nuestro muy débil e incompetente líder, Paul Ryan, lo pasó mal en una conferencia telefónica en la que sus miembros [republicanos de la Cámara de Representantes] se enfadaron muchísimo por su deslealtad”, escribió Trump en Twitter.
El magnate se refería a la llamada que tuvo Ryan con varios congresistas republicanos, en la que señaló que ya no defendería más a Trump ni haría campaña con él antes de las elecciones.
Claramente enojado por esa pérdida de apoyos, Trump se quejó en un tuit de que “es difícil que te vaya bien cuando Paul Ryan y otros te dan cero apoyo”, pero enseguida cambió de tono y se mostró confiado en sus opciones, incluso sin el respaldo de su partido.
“Está muy bien que me hayan quitado los grilletes. Ahora puedo luchar por Estados Unidos de la manera que yo quiera”, se congratuló el candidato republicano en un tuit.
“Los desleales republicanos son más difíciles que Hillary la Deshonesta. Te atacan por todos lados. No saben cómo ganar, pero yo les enseñaré”, añadió Trump.
Nueva meta es el Congreso
A Ryan se le han unido legisladores que quieren salvar sus posibilidades de reelección en las contiendas, despejando a Clinton el camino hacia la Casa Blanca e intentando salvar la actual mayoría del Senado y la Cámara de Representantes.
Los republicanos quieren evitar que el Senado, donde los demócratas tienen un asiento que podría pasar a manos rivales frente a ocho en peligro para los republicanos, pase de una mayoría conservadora de 54 a otra con 50 demócratas y dos independientes.
Zombie
“Trump está a punto de convertirse en un candidato zombie: incapaz de ganar, pero demasiado fuerte para ser eliminado”, explicaba el periodista Chuck Todd.
El partido también abandonó a Trump y lo ha golpeado donde más duele: el dinero.
La cúpula del partido ha ordenado retirar fondos de la campaña presidencial y ponerlos en las del Congreso, Senado y gobernadores.
El Peruano 12 de octubre de 2016
