A seis días de las elecciones de Estados Unidos, el polémico candidato republicano, Donald Trump, ha remontado en las encuestas ante su rival, la demócrata Hillary Clinton, golpeada por las nuevas investigaciones anunciadas el viernes por el FBI a cuenta del caso de sus correos electrónicos: el uso de un servidor privado cuando era secretaria de Estado, lo que puso en riesgo informaciones confidenciales. La potencial llegada del empresario neoyorquino a la Casa Blanca, más plausible hoy, ha lastrado a los mercados financieros, que ven la victoria republicana como una suerte de Brexit: algo inesperado, impredecible, inquietante.
Quien el martes 8 gane las elecciones, será el presidente de la primera economía del mundo y del ejército más poderoso. Y a lo largo de la campaña, Trump ha dado señales de que, si llega a presidente, piensa replantear cuestiones cardinales de las relaciones exteriores de Estados Unidos en la economía y la Defensa: ha cuestionado los tratados de libre comercio e incluso la OTAN.
Eso explica el nerviosismo internacional. Las encuestas que han disparado las alarmas han sido sobre todo la llevada a cabo por la cadena ABC y The Washington Post, que refleja un empate entre los candidatos; y la de Los Angeles Times, que sitúa a Trump seis puntos por delante de Clinton (aunque esta última no contempla al candidato independiente y había dado siempre a Trump como ganador). Aunque en el resto, Clinton sigue por delante en la mayoría, estas dos se realizaron tras el anuncio de nuevos pesquisas por los correos. La brecha entre ambos, de más de cinco puntos a favor de la ex Primera Dama hace una semana, se ha estrechado a 1,7.
Aunque sigue como favorita, en la recta final las tornas parecen cambiadas. Hace un par de semanas, Trump estaba en sus horas más bajas tras el estupor que despertó un vídeo suyo de 2005, en el que se jactaba de llevar a cabo actos de abuso sexual, en concreto, tocamientos no consentidos a mujeres gracias a su fama y poder.
Pero dos de las voces republicanas más críticas contra su candidato, el jefe de los conservadores en el Congreso, Paul Ryan, y el senador texano Ted Cruz, ya han apostado por este en su voto anticipado, según ambos explicaron el martes en distintos medios de comunicación. Es todo un símbolo de que el aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos, ese que ha puesto provocado una guerra civil en el partido durante esta campaña, el mismo que está completamente divorciado de los líderes de la formación, está haciendo que pese el voto antiClinton entre los votantes tradicionales republicanos a los que el promotor inmobiliario no les convence.
Con la nueva investigación del FBI, la candidata demócrata se enfrenta a ese riesgo en las filas contrarias, que los republicanos que se pensaban quedar en casa, asqueados de su candidato, decidan que es mejor votar a Trump que volver a ver a un Clinton en la Casa Blanca. La exsecretaria de Estado también puede quedarse sin el empuje de la comunidad afroamericana, muy movilizada con Obama, clave de su victoria, y menos azuzada esta vez, ya que no han sido centro de los ataques del candidato, al contrario que las mujeres o los latinos. Algunos datos de voto anticipado apuntan en esta dirección. Sin ser un votante preferente de Trump, el voto negro puede no ser antiTrump, y si votan menos, será perjudicial para Clinton.
También es crítico lo que ocurra con el voto oculto que concita Trump. En los sondeos por Internet sale mejor parado que los telefónicos. Se trata de un candidato con muy controvertido, autor de comentarios xenófobos y sexistas muy reprobados en público. Por tanto, puede reflejar un apoyo declarado en las encuestas inferior al que logre el próximo martes, día D para Estados Unidos y también para el resto del mundo.
Expositores: Oscar Vidarte (PUCP) Fernando González Vigil (Universidad del Pacífico) Inscripciones aquí. Leer más
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El Observatorio de las Relaciones Peruano-Norteamericanas (ORPN) de la Universidad del Pacífico es un programa encargado de analizar y difundir información relevante sobre la situación política, económica y social de Estados Unidos y analizar, desde una perspectiva multidisciplinaria, su efecto en las relaciones bilaterales con el Perú.
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