Perú finalizó el 2015 con una nota positiva, tomando en cuenta que erradicó casi 36.000 hectáreas de cultivos de coca, superando la meta establecida por el gobierno de remover 35.000 hectáreas del cultivo utilizado para producir cocaína. El presidente Ollanta Humala, quien manifestó que las fuerzas de seguridad por lo general desmantelan 10.000 hectáreas del cultivo al año, anunció el logro durante una ceremonia realizada el 13 de diciembre, dos días antes de que culminara la temporada de erradicación del año.
El objetivo fue logrado gracias al apoyo logístico y tecnológico brindado por Estados Unidos y una iniciativa integral que les dio a los agricultores la opción de trabajar con cultivos alternativos. El éxito de los programas de erradicación de coca ilegal fue “principalmente desde un modelo integral de intervención y no una acción aislada”, señaló Ninoska Mosqueira Cornejo, Secretaria General de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA). “El objetivo es brindar sustentabilidad para la reducción de plantaciones ilícitas de coca y al mismo tiempo mantener el respeto por los derechos humanos”.
“Otro aspecto importante a destacar fue la estrecha colaboración internacional a nuestro modelo de intervención soberano”, añadió la Secretaria Mosqueira. Jose Robles Montoya, Director de Políticas y Estrategia del Ministerio de Defensa, coincidió, señalando asimismo que las autoridades de gobierno están siendo vigilantes en la lucha contra el tráfico y la producción de drogas, una actitud que “recibió un aporte significativo tanto logístico como tecnológico por parte de Estados Unidos”.
“Creo que era importante comprender que [el tráfico de drogas] es la principal amenaza a nuestra seguridad”, añadió Robles. “Por lo tanto, la respuesta del estado peruano ha sido integral y multidimensional”.
Fuerzas de seguridad, iniciativas de sustitución de cultivos, y programas sociales
El gobierno está luchando contra la problemática del cultivo ilegal de coca mediante una combinación de iniciativas militares y policiales, programas de sustitución de cultivos, programas sociales, y proyectos de inversión que apoyan el emprendimiento agrícola en zonas donde los agricultores han cultivado coca ilegal. En 2015, estos cultivos alternativos, entre los que se incluyen cacao, café y aceite de palma, generaron US$270 millones a la economía peruana, según DEVIDA.
La Secretaria Mosqueira manifestó que esta estrategia integral para erradicar los cultivos de coca consta de tres fases. Durante la fase previa a la erradicación, el gobierno interviene en forma temprana y estratégica con varios programas y proyectos a la vez que “fortalece la presencia estatal en las zonas de influencia”.
Las fuerzas de seguridad erradican cultivos ilegales de coca durante la segunda fase, destruyendo semillas que podrían ser utilizadas para nuevas plantaciones y desmantelando laboratorios improvisados que operarios del narcotráfico utilizan para procesar drogas ilícitas.
Durante la tercera fase, las autoridades brindan “actividades a corto plazo para garantizar seguridad de alimentos, infraestructura social básica y reforzar la institucionalización democrática y el desarrollo de la comunidad”, añadió la Secretaria. “Esto crea la base de un desarrollo alternativo, integral y sustentable”.
El comercio de cocaína afecta a la sociedad y el medioambiente
El grupo terrorista Sendero Luminoso financia algunos de sus delitos más violentos trabajando con grupos de narcotráfico, por ejemplo, a través de la protección de cargamentos de cocaína con destino a otros países. Además del comercio ilegal de drogas, grupos del crimen organizado también realizan actividades ilícitas como la trata de personas, la tala ilegal y el robo y comercialización de antigüedades peruanas de gran valor. Entre todas estas actividades ilícitas, los grupos del crimen organizado en Perú generan entre US$5.000 y US$7.000 millones al año, lo cual les da el poder económico para influenciar y sobornar a funcionarios de aduana e inmigración, así como también a las fuerzas de seguridad.
El cultivo de drogas y su posterior refinamiento también dañan el medioambiente. En el proceso de refinamiento de la cocaína, las organizaciones de drogas producen aproximadamente 2 toneladas de desechos por hectárea de coca, lo cual puede tener un impacto negativo en la hidrología, el suelo y la biodiversidad de una región. Quienes cultivan coca a menudo utilizan pesticidas tóxicos para limpiar la tierra utilizada para cultivar la droga, lo cual destruye el suelo. Los agricultores que se dedican al cultivo de drogas suelen desechar las hojas de coca procesada cerca de arroyos, lo cual puede tener un impacto negativo en plantas, peces y otros animales.
Países vecinos también promueven alternativas de sustitución
Al igual que las autoridades peruanas, las autoridades colombianas están cambiando su estrategia antinarcóticos hacia la sustitución de los cultivos ilegales de coca y la financiación para plantación de cultivos alternativos, según señaló el presidente Juan Manuel Santos en un anuncio realizado en septiembre de 2014.
Desde el 2008, el gobierno de Bolivia también ha estado implementando políticas de sustitución de cultivos, creando incentivos para que los agricultores detengan la producción de hojas de coca ilegal, y sustituyendo parte de ella por otros cultivos, como piña y banana. También está trabajando en el desarrollo de la infraestructura en regiones productoras de coca, al tiempo que permite el cultivo de coca legal para masticar o para hacer té.
“La sustitución del cultivo es parte del éxito del modelo peruano de desarrollo alternativo, integral y sustentable”, señaló la Secretaria Mosqueira. “Más que una estrategia prometedora es una realidad que se ve en el promedio de más de 50.000 hectáreas de cultivos legales al año; la mejora de más de 1.100 km de caminos vecinales; y los más de 50.000 títulos de propiedad rural que entregaremos en 2016”.
Aunque se ve la sustitución de cultivos como una estrategia plausible y prometedora, Robles cree que todavía hay mucho por hacer. “Necesitamos profundizar las reformas contra la corrupción en todas las entidades involucradas en la lucha contra el narcotráfico, la policía, el poder judicial y los supervisores”.
Robles señala que existe la necesidad de aumentar los salarios de los trabajadores y el emprendimiento local, lo cual hará que el cultivo de coca ilegal sea menos conveniente para los agricultores locales.
“Debemos enfatizar los cambios en la matriz económica de las áreas donde se cultiva coca ilícita para reducir a un mínimo el valor comercial de las hojas de coca”, manifestó Robles. “Para esto, necesitamos formalizar la economía de estas áreas, incentivar la creación de proyectos productivos locales a través de ventajas impositivas, y reducir las cargas burocráticas y los obstáculos. Esto generará retornos económicos en forma rápida y consistente”.
Sin embargo, la Secretaria Mosqueira y Robles coinciden respecto a la importancia fundamental de los programas sociales como parte del desarrollo a corto y largo plazo, lo cual incluye brindar mejores oportunidades educativas y de salud a los residentes en zonas que anteriormente se utilizaban para el cultivo de coca.
Cooperación con Estados Unidos
Perú y Estados Unidos se encuentran trabajando conjuntamente en una serie de asuntos de seguridad. Por ejemplo, a fines del 2015, la Armada de Estados Unidos realizó un ejercicio bilateral con la Armada y la Fuerza Aérea de Perú.
El portaaviones USS George Washington (CVN 73), el Grupo Embarcado de Ataque 9 (CSG-9), el Ala Aérea Embarcada 2 (CVW 2) y el Escuadrón Destructor (DESRON) 23 fueron desplegados en aguas circundantes a América Latina y el Caribe para realizar un ejercicio bilateral con la Armada y la Fuerza Aérea de Perú del 30 de septiembre al 3 de octubre, en el marco de Mares del Sur 2015, un ejercicio bilateral que ayuda a las fuerzas regionales a trabajar conjuntamente para abordar prioridades comunes de seguridad marítima durante una serie de eventos cooperativos de entrenamiento e intercambio de expertos.
Ambos países amigos también están trabajando conjuntamente en la protección de los derechos humanos. Por ejemplo, el Comando Sur de Estados Unidos patrocinó el segundo Seminario de Evaluación del Proceso Estratégico de la Iniciativa de Derechos Humanos con las Fuerzas Armadas de Perú en febrero de 2015.
En otro ejemplo de cooperación binacional, el 14 de diciembre de 2015, el Ejército Sur de Estados Unidos inauguró las charlas de personal entre el Ejército de Estados Unidos y el de Perú en Lima. Autoridades de las Fuerzas Armadas de ambos países amigos realizaron una serie de presentaciones para tratar temas tales como seguridad regional, gestión de recursos humanos, educación y capacitación, justicia militar y legislación operacional, logística, salud, ingeniería, operaciones de información, asuntos civiles, operaciones de paz, y planificación.