Todo está listo para que hoy se realice la primera elección primaria presidencial en New Hampshire, en donde los precandidatos demócratas y republicanos compiten por ganar la nominación partidiaria para llegar a la Casa Blanca.
Dentro de este este electorado, los hispanos son apenas el 2.2% del mismo, pero no quieren ser “invisibles” y ya empiezan a marcar terreno en la economía y la política del estado, que mañana martes será escenario de la primera de una serie de primarias presidenciales en el país.
Situado en el noreste de EE.UU. y de mayoría blanca, New Hampshire es considerado un nuevo destino de inmigrantes, quienes buscan tener voz en el proceso político nacional.
Según el Centro Hispano Pew, hay alrededor de 42,000 latinos en New Hampshire, o el 3.3% de la población total. De esa cifra, 22,000 están habilitado para votar, o el equivalente del 2.2% del electorado. En las presidenciales de 2012, sólo 15,000 se inscribieron para votar.
Aunque New Hampshire, con 1,3 millones de habitantes, se encuentra bajo los reflectores cada cuatro años, su pequeña pero creciente comunidad latina permanece prácticamente invisible: por un lado, está el reto singular de los hispanos de integrarse en un estado de mayoría blanca y, por otro, en el caso de los inmigrantes indocumentados, la necesidad de permanecer bajo el radar por temor a la deportación.
En entrevista telefónica con este diario, Marilinda García, portavoz nacional en New Hampshire del grupo conservador “LIBRE Initiative”, explicó que aunque el estado ha tenido cambios demográficos en los últimos años y hay un continuo flujo de 250,000 personas que se mudan dentro y fuera del estado, los latinos simplemente no tienen fuerza numérica.
“La población es pequeña y las campañas no la ven como un bloque electoral significativo para invertir recursos y hacer operaciones de acercamiento. Sin embargo, la comunidad latina es muy diversa, e incluye a mexicanos, cubanos, puertorriqueños, dominicanos, y de otros países”, dijo García, exlegisladora estatal en dos distritos entre 2007 y 2012, y considerada en 2013 una estrella ascendiente en el Partido Republicano.
“No he visto esfuerzos de organizaciones para movilizar el voto hispano, aunque sé que está ocurriendo entre vecinos, amigos y familiares”, señaló García, de ascendencia española-mexicana.
Según García, en New Hampshire, como la población latina es relativamente joven, sus asuntos, salvo el de inmigración, se fusionan con los de la generación de los “Millenials” (18 a 34 años), por lo que las principales prioridades son la educación, la cobertura médica, y la economía.
Más sabor latino
La población hispana en New Hampshire creció del uno por ciento en 1990 al 3,2% en 2013, y el 96,1% de los niños latinos son ciudadanos estadounidenses, según el American ImmigrationCouncil.
Al igual que en otros estados alejados de la frontera sur, también New Hampshire va adquiriendo “sabor latino”, sobre todo en ciudades como Nashua, Manchester y Salem, donde afloran los negocios latinos.
La calle West Hollis es el corazón de la comunidad latina en Nashua, con negocios que ofrecen sus servicios y productos con letreros en español.
El ecuatoriano Olmer Villavicencio, que cruzó ilegalmente el Río Grande en busca de una mejor vida –escapó de la muerte en dos ocasiones-, es el hombre al que todo recién llegado busca en Nashua si necesita datos sobre un médico que hable español o ayuda para la matrícula de un automóvil.
Por estos días, también se dedica a movilizar a sus vecinos latinos a que salgan a votar.
“Quiero asegurarme de que la gente sabe cómo votar y cuándo ir a las urnas. También que sepan cuáles son sus derechos”, explicó recientemente Villavicencio a la cadena de radio pública de New Hampshire.
La escasa atención a los latinos se debe precisamente a sus números: la mayoría de los hispanos están concentrados en sólo un puñado de los 11 estados “bisagra” que verdaderamente se consideran en pugna en las presidenciales, y que incluye a Florida, Colorado, Nevada y Virginia.
El estado de Texas, donde el 30% de los votantes elegibles son de origen hispano, históricamente se ha decantado por los republicanos, pero este año también podría estar en juego.
¿Por qué los ignoran?
Parte del reto es que, contrario a lo que sucede en estados con alta concentración hispana, en New Hampshire la movilización del voto hispano prácticamente queda en manos de grupos comunitarios locales, que con frecuencia carecen de fondos para grandes operaciones.
La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) batió su propio récord al movilizar a unos 10,540 latinos a las “asambleas populares” en Iowa el lunes pasado, según encuestas a boca de urna, pero la organización no tiene una oficina en New Hampshire, dijo Christian Ucles, director político de la organización en Iowa.
Antonio González, presidente del Instituto William C. Velásquez, dijo que tampoco su grupo tiene presencia en ese estado y enfoca sus esfuerzos en estos momentos en Nevada.
Se calcula que este año, los hispanos conformarán el 12% del electorado a nivel nacional, aunque la cifra de votantes en las urnas posiblemente sólo alcance el diez por ciento.
Contra Trump
Buena parte de los latinos en New Hampshire se ha movilizado para obtener la ciudadanía, o para inscribirse para votar, en claro rechazo a la retórica anti-inmigrante del empresario republicano, Donald Trump, según medios locales.
El sábado pasado, el grupo “Hispanic Conservative Roundtable” (HCR) lanzó un anuncio por radio para alentar un voto contra Trump en New Hampshire, con la advertencia de que si éste gana la nominación, “definitivamente perderá en las elecciones generales”, explicó Rosario Marín, copresidenta del grupo y extesorera de EEUU.
Marín reconoció que si bien los conservadores quieren poner a uno de los suyos en la Casa Blanca, Trump no logrará el voto de los hispanos y los independientes por su retórica incendiaria y sus insultos contra varios bloques electorales.
Pero en la contienda presidencial, los otros principales precandidatos republicanos –los senadores Ted Cruz y Marco Rubio- también promueven medidas para combatir la inmigración ilegal e incluso restringir la legal.
En busca del apoyo de los conservadores, los tres repiten su apoyo a una mayor vigilancia fronteriza y la expulsión de los indocumentados, aún si eso los aleja de buena parte de los hispanos.
Ninguno parece recordar que en 2012, el empresario republicano, Mitt Romney, perdió las elecciones presidenciales por recetar la “autodeportación” de los indocumentados.
“Los candidatos con una retórica dura y exageraciones no le hacen ningún favor al Partido Republicano entre los latinos, pero del lado demócrata tampoco han presentado algo significativo para una verdadera reforma. Es fácil decir que apoyan la reforma migratoria, pero faltan detalles“ sobre un trabajo bipartidista, advirtió García.
Con o sin la ayuda de organizaciones nacionales, Villavicencio piensa apostarse en la calle Main Street de Nashua, repartiendo panfletos en español con el diáfano mensaje: “No seas invisible, házte contar”.
El Diario 8 de febrero de 2016
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