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La victoria de Donald Trump en las elecciones del campo contra la ciudad

El mapa electoral que refleja la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos es el espejo de dos países: el Estados Unidos de las dos costas teñidas de azul demócrata y el interior de un intenso rojo republicano. Y ese rojo llega como un brochazo hacia la derecha, con una mayor parte del país inclinado hacia el Partido Republicano que hace cuatro años. No hay una sola razón que explique el sólido avance de Trump. Las respuestas se sustentan en una enrevesada línea que pasa por el nivel educativo de los votantes, sus ingresos, su género, su raza y el lugar del país dónde viven.

La geografía puede ser el factor que mejor supo interpretar el republicano a lo largo de su carrera presidencial. Contados los más de 125 millones de votos que emitieron los estadounidenses en estas elecciones, el desglose apunta a que la sorpresa del resultado se escondía en el lugar de residencia de los electores. Estados Unidos despertó este miércoles ante la confirmación de que el interior del país no vota —porque quizás tampoco vive— igual que las dos costas y que en el campo tampoco eligen como en la ciudad.

Es el resultado que aparece al mirar con lupa Estados como Iowa: rojo rural y conservador y azul en tres rincones, tres condados que albergan tres grandes universidades y que se decantaron por la aspirante demócrata. Clinton lideró y ganó en las grandes ciudades del país, pero Trump se anotó los suburbios. El republicano no ha vencido en ninguna localidad de más de un millón de habitantes, informa Carlos Torralba. El resultado en la América rural y la de las ciudades más pequeñas es un lienzo rojo agujereado por un puñado de victorias de Clinton en la costa Este y la frontera con México.

Pero también se escondía en la demografía. El republicano obtuvo sus mayores sumas de votos en los condados donde más del 75% de la población blanca carece de un título universitario, especialmente en el medio Oeste, donde son mayoría. Trump será presidente gracias a su dominio allí donde la población blanca es superior a la media nacional y en todos los Estados del sur y que hacen frontera con México, a excepción de California, donde las minorías raciales ya superan a los blancos.

Clase media baja y mujeres

El resultado es el mismo si se separa a los votantes según su nivel de ingresos. Un empresario de Nueva York ha ganado las elecciones después de convencer a millones de votantes de clase trabajadora que es quien mejor representa sus intereses. La crisis económica y, en especial la destrucción de puestos de trabajo en el cinturón industrial del país, apuntaba a que las propuestas del republicano tendrían eco allí donde las medidas de Barack Obama no lograron apuntalar la recuperación, pero los perfiles de los votantes dibujan un retrato distinto.

Todos los grupos de votantes según ingresos se han acercado al Partido Republicano, excepto los que ganan más de 100.000 dólares anuales, que viraron hacia los demócratas, pero no lo suficiente como para inclinar la balanza. 2016 será recordado como el año en el que uno de cada cinco votantes más pobres, con salarios inferiores a los 30.000 dólares anuales, abandonaron a los demócratas, según datos de Edison Research.

El mismo candidato misógino que escandalizó a su propio partido con un lenguaje sexista sobre las mujeres apenas ha perdido apoyos entre este sector del electorado. El sorprendente dato coincide con la posibilidad de haber elegido a la primera mujer presidenta de Estados Unidos, pero Trump apenas restó votos en este sector (más de la mitad de las mujeres blancas que votaron lo hicieron por el republicano, según The New York Times), al tiempo que ganó más de cinco puntos entre los hombres. Clinton obtuvo este martes el 54% del voto femenino, por un 44% para el republicano, también ganó el de los jóvenes menores de 30 años por 55% a un 37% de votos.

Las minorías tampoco ayudaron a Clinton, necesitada de un nivel de participación significativo para superar el bloque de votantes blancos que ya se anticipaba que caería del lado republicano. Los afroamericanos (un 88%), hispanos y asiáticos apoyaron a la candidata demócrata, pero en número de votos quedaron muy lejos del impulso que dieron a Barack Obama hace sólo cuatro años y han cerrado a la aspirante demócrata las puertas de la Casa Blanca.


La victoria de Donald Trump en las elecciones del campo contra la ciudad

Cristina F. Pereda

El País     1o de noviembre de 2016

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