Washington. (Agencias).- Las negociaciones para la aprobación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) han culminado hoy en Washington con el establecimiento de un área de comercio que reducirá las trabas en los flujos económicos en un total de doce países y aglutinará a lo que supone un 40% de la economía global actual. Es el mayor tratado de comercio de la historia.
Con las reuniones iniciadas hace cinco años, el acuerdo es uno de los mayores en su terreno. Cifras en mano, el alcance del acuerdo es mayúsculo, y ya es definido por los expertos como unos de los más importantes de su generación. Fuentes cercanas afirman que podría «remodelar» las industrias e influir en aspectos tan dispares como el precio de los alimentos de consumo hasta el coste de los tratamientos de cáncer.
«Esta asociación nivela el campo de juego para nuestros granjeros y fabricantes eliminando más de 18.000 impuestos con los que diversos países gravan nuestros productos», destacó tras cerrarse el acuerdo el presidente de EEUU, Barack Obama, quien subrayó que el pacto fortalece la relación estratégica de EEUU con sus socios en la región. «Cuanto más vendamos fuera, más trabajos altamente remunerados sostendremos en casa y esos empleos tienden a pagar mejor a los estadounidenses, puesto que las empresas exportadores pagan un 18% más que las que no lo hacen», añaden las autoridades estadounidenses al referirse el tratado de libre comercio. «Cuando un 95% de nuestros consumidores viven fuera de nuestras fronteras, no podemos dejar que países como China dicten las reglas de la economía global», añadió Obama. Por su parte, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, declaró que el acuerdo representa «un gran resultado, no sólo para Japón, sino para el futuro de Asia Pacífico».
Si bien Estados Unidos y Japón se erigen como las principales potencias que liderarán el pacto, en las firmas se le suman países del continente americano (Canadá, Chile, México y Perú); de Asia (Brunei, Malasia, Singapur y Vietnam) y Oceanía (Australia y Nueva Zelanda). En el ámbito latinoamericano, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, aseguró que Chile negoció el TTP con «vigor y firmeza», resguardando «todas las áreas sensibles» para el país, mostrándose satisfecho con el resultado. El ministro de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, afirmó en un comunicado que se trata de un acuerdo «histórico» que fue posible «gracias a la voluntad política, pragmatismo y flexibilidad de cada una de las partes involucradas».
En el caso de Estados Unidos, resta la ratificación del tratado por parte del Congreso, lo que se convertiría en una victoria para Barack Obama, uno de los firmes impulsores del TTP, ya que enfrenta oposición respecto a la protección de la propiedad intelectual. La aprobación también queda pendiente en otros países firmantes.
Aunque el complejo acuerdo, criticado por ciertos sectores por el secretismo en su desarrollo, establece calendarios de reducción de tarifas en centenares de artículos importados, llegando incluso a la carne de cerdo y carne de vaca en el eje comercial Japón-Estados Unidos, una cuestión había amenazado con descarrilar las conversaciones hasta el final: la duración de los monopolios concedidos a los desarrolladores en la industria farmacéutica. Los equipos negociadores estadounidense y australiano se habían estancado por la cuestión del período mínimo de protección a los derechos de los datos utilizados para fabricar medicamentos biológicos, hechos por empresas como Pfizer Inc, Genentech de Roche Group y la japonesa Takeda Pharmaceutical Co.
Estados Unidos buscaba un período de 12 años de protección para alentar a las farmacéuticas a invertir en costosos tratamientos biológicos como el tratamiento para el cáncer. Australia, Nueva Zelanda, y grupos públicos de salud querían cinco años para reducir los costes y la carga de programas médicos subsidiados por el Estado. Por separado, Estados Unidos, México, Canadá y Japón también concordaron en las normas que rigen el comercio de vehículos, que dictan cuantas partes de un coche deben ser fabricadas dentro del TPP para calificar con el estatus de libre de impuestos.
De forma principal, las diferencias se dieron en los sectores de automoción, propiedad intelectual, productos farmacéuticos o agrícolas, entre otros. Con respecto al último sector, el gobierno de Canadá destinará en los próximos 15 años unos 2.800 millones de euros para ayudar a los agricultores y el sector de productos lácteos a mitigar el impacto del acuerdo.
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