Donald Trump asegura que fue de los primeros en oponerse a la invasión de Irak en 2003 impulsada por el presidente George W. Bush, pero es un ferviente defensor de las torturas aprobadas entonces por Bush contra sospechosos de terrorismo. El candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre ha vuelto a defender tras un atentado con indicios yihadistas, como el de Estambul, el uso de la técnica del waterboarding (ahogamiento simulado) a sospechosos de terrorismo.
“¿Qué pensáis del waterboarding?”, preguntó Trump a los asistentes a un mitin la noche del martes en Ohio. “Me gusta mucho. No creo que sea suficientemente duro”, dijo él, entre vítores y aplausos del público.
El Ejército estadounidense prohibió en 2006 el uso delwaterboarding, poniendo en duda su legalidad y eficacia. Al llegar a la Casa Blanca en 2009, el presidente Barack Obama lo prohibió también para la CIA al clausurar elprograma de interrogación de la agencia de inteligencia a sospechosos de terrorismo. La decisión cerró el capítulo oscuro de los abusos del Gobierno Bush en nombre de la llamada guerra contra el terrorismo iniciada tras los atentados del 11-S en 2001.
Trump supone un retorno a ese pasado. Ofrece un discurso de mano dura, en el que no hay límites legales, que busca capitalizar el creciente miedo al terrorismo entre la opinión pública estadounidense como consecuencia del auge del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). “Tienes que luchar contra el fuego con fuego”, dijo en el mitin en una referencia al grupo yihadista.
“Vivimos en tiempos medievales. Tenemos que pararlo, tenemos que ser fuertes. Tenemos que luchar tan brutalmente y violentamente porque nos enfrentamos a gente violenta, gente brutal”, dijo sobre el ISIS. “Tenemos leyes que dicen: ‘No puedes hacer eso’. Sus leyes dicen que puedes hacer lo que quieras y que cuánto más brutal seas, mejor. Así que no podemos hacer waterboarding, que no es la cosa más bonita pero es cacahuetes comparado con muchas alternativas”.
El multimillonario neoyorquino ahondó en la comparación. Lamentó que EE UU no pueda simular el ahogamiento de sospechosos de terrorismo para tratar de extraerles información, pero el ISIS pueda decapitar a sus detenidos o ahogarlos en celdas.
La retórica agresiva y populista de Trump sobre terrorismo no es una excepción. Otros aspirantes republicanos a la Casa Blanca defendían hace pocos meses ser más duros contra el yihadismo y en las elecciones de 2012 la mayoría de aspirantes conservadores alababa el waterboarding.
Pero el aval de Trump a la tortura también recibe reproches, como el del senador John McCain, que fue torturado como prisionero de guerra en Vietnam y fue candidato republicano a la Casa Blanca en 2008: “Esto no es Estados Unidos. No es lo que somos”.
Expositores: Oscar Vidarte (PUCP) Fernando González Vigil (Universidad del Pacífico) Inscripciones aquí. Leer más
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